El método diagnóstico de la ultrasonografía es ondulatorio, y está basado en la producción de ondas que se transmiten en el cuerpo humano para poder formar imágenes.
Según la velocidad de estas ondas y según su reflexión en las diferentes interfaces constituidas por los tejidos del cuerpo humano.
Debe mencionarse que las ondas mecánicas, a las que corresponde el ultrasonido pueden tener dos grandes clasificaciones.
Las ondas transversales, se mueven perpendicularmente a la dirección de la onda pero en las llamadas ondas longitudinales.
Las partículas del medio se desplazan en una forma paralela a la dirección del movimiento.
En la ultrasonografía se trata de ondas mecánicas longitudinales que se desplazan en el mismo sentido de la dirección del movimiento, con una frecuencia mayor de 20 000 ciclos por segundo.
La frecuencia en que funcionan los transductores en ultrasonido diagnóstico es usualmente de 2 a 5 MHz.
De dos a cinco millones de ciclos por segundo), aunque existen transductores desde 1MHz hasta 20 MHz.
La ultrasonografía diagnóstica produce ondas mecánicas longitudinales formadas por un movimiento vibratorio de los cristales que componen al transductor.
Las ondas longitudinales generadas en ultrasonografía ocasionan ondas de compresión y de rarefacción de los tejidos del cuerpo humano que se traducen en ondas mecánicas longitudinales.
Posteriormente se reflejan a profundidades varias dependiendo de las interfases que forman los tejidos del cuerpo humano.
Al reflejarse una onda mecánica longitudinal en una interfase, se produce un eco.
Esto tiene implicaciones muy importantes tanto en la diferenciación de la densidad física de los tejidos.
Artículo escrito por la Dra. Maricarmen Lara Carbajal
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