Es fundamental en el embarazo la exhaustiva exploración clínica durante las primeras semanas de su gestación y se considera “mala praxis” no emplear todas las técnicas de diagnóstico.
Incluidas las punciones para la obtención de material histológico; la frecuencia de aparición de fístula láctea es despreciable.
La asociación de la ecografía mamaria nos ha permitido establecer un diagnóstico de alta sospecha en la mayoría de los casos y además la técnica sonográfica nos permite localizar el área a puncionar.
La afectación metastásica de los ganglios axilares suele ir asociada al tamaño del tumor mamario, como factor fundamental aunque no probablemente único.
Es conocido que los cánceres mamarios que aparecen durante la gestación son más indiferenciados.
Es fundamental considerar el momento de la gestación en el que se realiza el diagnóstico ya que las controversias más importantes.
Se establecen en los casos en los que el cáncer de mama aparece durante las primeras semanas de gestación.
Globalmente considerado, el primer trimestre del embarazo supone una gran dificultad a la hora del diseño terapéutico.
La viabilidad del embrión está muy alejada y la interacción de los tratamientos oncológicos complementarios, quimioterapia y/o radioterapia.
Las embarazadas en el primer trimestre que requieran tratamientos sistémicos o aquellas con tumores diseminados deberán de ser muy bien informadas.
El tratamiento de elección para los estadios iniciales de la enfermedad es el quirúrgico.
La mastectomía radical modificada y los procedimientos conservadores se pueden emplear siempre que estos últimos puedan complementarse con quimioterapia y posterior radioterapia una vez finalizada la gestación.
Artículo escrito por el Dr . Payne Saldivar Luis Ivan
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